Hace unos días una madre nos envío esta interesante reflexión sobre educar con amor.

La situación actual que se ve muy frecuentemente y además se hace viral en redes sociales entre niños y adolescentes no es para pensar: es cosa de niños.

Sin darnos cuenta, muchas veces este tipo de violencia viene de casa, un insulto, un grito, esto deja huella en los más pequeños. Respétales y ellos aprenderán a respetar a sus amigos y a su entorno.

Leemos cada día noticias de agresiones entre menores que se hacen virales y que destruyen tanto al agredido como al agresor.

«Llevo días reflexionando sobre la educación de nuestras futuras generaciones de adultos. Esa generación que sin pudor alguno refleja su input en las calles, en los colegios, en los hogares.  

Leemos  cada día noticias de agresiones entre menores que se hacen virales y que destruyen tanto al agredido como al agresor. Esto que un día fue un insulto o agravio justificado por la inmadurez, la edad o la incomprensión del significado propio de la barbaridad que se esté diciendo y que el tiempo convierte en un “se lo ha buscado” o “se lo merecía”.  

Obviamos signos, comportamientos en nuestros niños que deberían causarnos alarma y los justificamos alegando que determinadas actitudes son propias y naturales a su edad, como si de animales se tratase y debiésemos dejarles “luchar” por un pedazo de…¿de qué?

¿Qué puede justificar que los niños se tiren del pelo o se den patadas en el parque o en la guardería? Nada ¿verdad? Pues tenemos la mala costumbre de decir y, lo peor, de dejar hacer, por el simple hecho de creer que deben de “arreglárselas solitos”, que si le “hacen” lo devuelvan sin ser conscientes de que son la base de sus relaciones sociales futuras con su entorno inmediato e incluso con su entorno laboral y social más amplio.

Están resolviendo sus problemas «como niños» – decimos erróneamente.

¿No será que ese camino “fácil” puede ser el más rápido pero no el correcto?

¿No será que educar en valores es la meta? Si hoy permitimos que ellos arrebaten de unas manos tan pequeñas como las suyas algo por el simple hecho de quererlo, mañana no sabrán pedir y conseguir por méritos propios y, lo peor,  se convertirán en individuos con baja tolerancia a la frustración y una casi nula gestión de sus propias emociones.

Violencia entre adolescentesNo pretendo aleccionar. Yo no soy quien para decirle a nadie como a de educar a sus hijos, porque yo también me he equivocado y lo seguiré haciendo,  pero mi sentido común y la experiencia de los años lo que si me ha dicho es que la violencia,  ya sea verbal o física y de cualquier intensidad,  solo genera más violencia y que el camino para tener una buena educación social se basa en el respeto y el amor al prójimo.

La buena educación se basa en la aceptación, en la tolerancia y en la adquisición de esas habilidades que nos hagan crecer acompañados, en ningún caso a costa de.

Practiquemos con ellos palabras como “por favor”, “gracias”, “te quiero”, “necesito de ti”, “bien hecho”, “tú decides”…

Mostremos con ellos integridad, tolerancia, empatía. Queramos conocer sus sentimientos y aprendamos a escucharles. Tienen mucho que decirnos pero más importante aún es que tienen mucho que enseñarnos.

Mirémosles atentamente y observemos si realmente les estamos dando la libertad de SER tal y como deberían.

Tenemos el gran poder de marcar sus vidas así que resolvamos que su futuro emocional es otra de nuestras obligaciones como padres y que quizás es la más importante.

Con los niños lo que mejor funciona es el AMOR y es nuestro mejor legado. Así que educar con amor es quizás la herramienta más poderosa de la que disponemos».

@Paloma_Donaire

Getafe – Madrid

 

CM Community Manager

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