¿Sabías que en época de exámenes también hay que cuidar la alimentación? Te ayudará a mejorar tu concentración, entre muchos otros beneficios.

Irene Alonso Vaquerizo, psicóloga general sanitaria, especializada en trastornos de la conducta alimentaria. Autora del libro “Ana y Mía no quieren ser princesas. La cara oculta de los trastornos alimentarios”, de Editorial Meridiano. Además también es autora de un blog de Psicología, Terapia y Autoconocimiento.

En las épocas de exámenes nuestro cerebro requiere mayores y mejores aportes energéticos. Son momentos, además, en los que es positivo favorecer los hábitos saludables para obtener un mayor rendimiento.

Te detallamos a continuación algunos de los aspectos que debes tener en cuenta.

  • Comer cinco veces al día o incluso seis, si vas a estudiar por la noche. Comer varias veces al día mantiene el peso corporal, ayudando a no engordar. Cuando comemos pocas veces al día, el organismo se acostumbra a no saber cuando va a recibir nutrientes y, por eso, acumula grasa esperando a la siguiente comida. Lo recomendable es que las comidas no sean muy copiosas, pero que sean variadas.

Para ello lo ideal es tomar tres alimentos diferentes: un plato de verduras o una ensalada, algo de carne o de pescado y una pieza de fruta o un yogur, por ejemplo. También se recomienda que el tiempo que se pasa sin comer no exceda de las tres horas.

  • Cuidar el desayuno. La primera comida del día es muy importante, ya que hacerla de la manera adecuada mejora el rendimiento académico en etapas exigentes. Muchos jóvenes y adultos no tienen costumbre de desayunar, quizá por falta de tiempo. Es importante cambiar este hábito, porque el cuerpo necesita nutrientes después de las horas de sueño ya que, mientras dormimos, el organismo también funciona y consume energía.

Diferentes estudios indican que desayunar ayuda a mantener un peso corporal saludable

Es decir: desayunar favorece que la persona no engorde.

  • Tomar las cinco raciones de frutas y verduras recomendadas por la OMS. Un truco que hace esto más sencillo es empezar el día con un zumo natural de naranja o de varias frutas, y luego distribuir las siguientes raciones a lo largo del día.
  • Aumentar el consumo de fibra. La encontraremos en frutas (fresas, kiwis, naranjas, peras, limones...), frutas secas (pasas, ciruelas, orejones…), frutos secos (nueces, avellanas, almendras…), cereales y pan integral. Para picar entre horas, cuando el hambre o quizá la ansiedad aparecen, los frutos y frutas secas son una opción mucho más saludable que las chucherías, pero no sustituyen las comidas principales. 
  • Beber ocho vasos de agua al día. El agua es necesaria para el buen funcionamiento del organismo y es importante saber que ni engorda ni adelgaza. El agua también se consumo a través de los alimentos (gazpachos, frutas, verduras, sopas…) y debes saber que los zumos y las bebidas azucaradas y estimulantes no sustituyen su consumo.
  • Limitar la comida basura, las bebidas estimulantes y el alcohol. Los excesos de bebidas estimulantes refrescos de cola y café, favorecen estados de ansiedad, disminuyen la concentración, generan irritabilidad y frustración.
  • Comer con tranquilidad. Es bueno tomarse un tiempo de descanso para comer y hacerlo, preferiblemente, en compañía y manteniendo una charla distendida.

En épocas de exámenes, es especialmente importante no comer solo delante del ordenador o los libros

Además de ser más saludable para la digestión, también lo es para la mente. Necesitamos desconectar para poder rendir más y para reducir o manejar mejor los estados de ansiedad.

Escrito por: Irene Alonso Vaquerizo

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