La tartamudez es un trastorno de la fluidez del habla que se caracteriza por interrupciones involuntarias en la producción del habla.
La tartamudez puede manifestarse en forma de repeticiones de sonidos, sílabas o palabras, prolongaciones de sonidos, y bloqueos o pausas en las que la persona no puede emitir sonidos a pesar de que intenta hablar.
Estas interrupciones también pueden ir acompañadas de tensión muscular en el rostro o el cuerpo, movimientos involuntarios como parpadeos, o esfuerzos físicos al intentar hablar.
Según la Fundación Española de Tartamudez, en España hay unos 467,000 personas que tartamudean y en el mundo unas 72 millones de personas que tartamudean.
La tartamudez es un trastorno complejo y multifactorial. Sus causas no están completamente claras, pero se sabe que puede estar influenciada por factores genéticos, neurológicos, cognitivos y, en algunos casos, emocionales.
No está relacionada con la inteligencia ni con problemas psicológicos severos, aunque puede provocar estrés, ansiedad o vergüenza en situaciones de comunicación.
El tratamiento de la tartamudez implica la intervención de profesionales como los logopedas, quienes trabajan con técnicas que mejoran la fluidez verbal y abordan los aspectos emocionales asociados.
22 de octubre Día Internacional de la Toma de Conciencia de la Tartamudez
Cada 22 de octubre, el mundo conmemora el Día Internacional de la Toma de Conciencia de la Tartamudez, una fecha clave para visibilizar y entender mejor esta condición del habla que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Con motivo de la conmemoración, en Padres y Madres de Hoy entrevistamos a Laura Castro, logopeda especializada en tartamudez y secretaria de la Junta Directiva del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid
¿Cuál es la prevalencia de la tartamudez en la población infantil y adulta, y cuáles son los principales factores que la desencadenan?
La tartamudez en niños afecta más o menos a un 5% de los niños en algún momento de su desarrollo. Pero muchos de estos niños sin intervención de logopedia y solamente con la evolución, al final terminan superando esta tartamudez. En adultos la prevalencia es alrededor de 1%.
En cuanto a los factores que la desencadenan, sabemos que hay un componente genético. Siempre que hay algún familiar que tiene tartamudez, aumenta la probabilidad de que la persona tenga tartamudez. Pero al final es una combinación de aspectos genéticos, también neurológicos, incluso ambientales. Digamos que hay una predisposición genética, pero luego hay otros factores como puede ser el estrés, la presión por hablar, cambios en la vida de una persona que también influyen.
¿Qué avances se han logrado en los últimos años en la investigación sobre las causas y tratamientos de la tartamudez?
En los últimos años se ha descubierto que la tartamudez está relacionada con diferencias en la actividad cerebral, en las áreas encargadas de la coordinación del habla. También se han identificado algunos genes asociados con la tartamudez.
En referencia al tratamiento, las terapias han mejorado bastante.
Se realiza un tratamiento directo con la persona, pero sobre todo si son pequeños, que igual es el campo en el que yo más me muevo, se realiza una terapia directa con el niño o la adolescente y también indirecta con los familiares y yo creo que a nivel de adulto también habría que hacerla porque hay que cambiar el estilo comunicativo que tienen y también el entorno en el que se desenvuelve esa persona con tartamudez.
No solamente hay que ayudar a modificar el patrón de habla de la persona tartamuda, sino también el de los familiares. Por eso, el que sea una terapia indirecta con la familia.
Las terapias están basadas en el control del habla, en hacer consciente de esa tartamudez. Y también hay algunos casos en los que se deriva a terapia psicológica, sobre todo en casos donde el estrés u otra cuestión puede desencadenar ese tartamudeo.
¿Qué papel juega el logopeda en el diagnóstico y tratamiento de la tartamudez, y cómo puede este apoyo mejorar la calidad de vida de las personas que la padecen?
El logopeda es fundamental en el diagnóstico, en el tratamiento, en la sensibilización de este diagnóstico en la población.
Debemos de concienciar a todo el mundo y educar en esto de la tartamudez para que todos sepamos cómo actuar ante una persona que tartamudea.
No solamente tenemos que tratar a las personas que tartamudean. Hay que evaluar todas las características del habla y diseñar un plan de intervención personalizado para cada individuo.
Durante el tratamiento, vamos a enseñar una serie de técnicas para mejorar ese control de habla, para reducir la frecuencia de los bloqueos, para hacer una comunicación más fluida y más segura en la que la persona se sienta cómoda.
También es importante trabajar la comunicación con el entorno.
¿Cuáles son los mitos más comunes sobre la tartamudez que persisten en la sociedad, y cómo podemos contribuir a desmentirlos?
Para desmentir estos mitos lo importante es educar a la sociedad y promover la empatía. Es importante que se entienda lo que es la tartamudez.
¿Qué tipo de recursos y programas de apoyo existen actualmente en los colegios y otras instituciones para niños que tartamudean?
Desconozco si en los colegios existe algo para los niños con tartamudez. Quizá lo más eficaz y lo mejor que podría haber en los centros escolares es que se formase al profesorado en tartamudez.
Y ya no solamente al profesorado, sino también que se hiciesen charlas para todos los estudiantes para que se vea con normalidad la tartamudez y se sepa cómo comunicar con personas con tartamudez.
Tener más paciencia, escucharlos y entender que son, que tienen una validez y no caer en los mitos que hay sobre la tartamudez.
¿Cómo contribuye el Día Internacional de la Toma de Conciencia de la Tartamudez a la visibilidad de esta condición, y qué acciones específicas están tomando desde el colegio de logopedas para promover una mayor comprensión social?
En el Colegio de Logopedas de la Comunidad de Madrid concienciamos, damos visibilidad y educamos también a la sociedad sobre esta realidad.
Además, nos encargamos de formar a los logopedas para que estén al día de todas las novedades en la intervención de la tartamudez.
Estar al tanto de estudios y evidencias científicas que vayan surgiendo es una garantía para procurar una mejor atención a la sociedad.
Mitos y realidades sobre la tartamudez
Uno de los mayores obstáculos que enfrentan las personas que tartamudean es el desconocimiento generalizado y los mitos que aún persisten.
Uno de los más comunes es la creencia de que la tartamudez se debe a factores nerviosos o psicológicos exclusivamente.
Sin embargo, la realidad es que esta condición tiene causas multifactoriales, que incluyen aspectos genéticos, neurológicos y, en menor medida, emocionales.
Otro mito es que los niños “superan” la tartamudez de manera espontánea con el tiempo. Si bien algunos niños pueden mejorar, muchos necesitan intervención especializada para lograr avances significativos.
Tratamientos y terapias actuales: enfoques logopédicos
En la actualidad, la logopedia juega un papel fundamental en el tratamiento de la tartamudez. Los enfoques terapéuticos han avanzado significativamente, y hoy en día se enfocan en técnicas personalizadas que incluyen la fluidez del habla, la autoaceptación y la mejora de la comunicación.
Las terapias pueden variar desde técnicas de modificación de la tartamudez hasta estrategias para manejar la ansiedad que surge al hablar en público, promoviendo una comunicación más eficiente y menos estresante para el paciente.
La importancia de la detección temprana
Detectar la tartamudez en sus primeras etapas es crucial, especialmente en niños. Los estudios muestran que una intervención temprana, idealmente antes de los cinco años, puede marcar la diferencia en el desarrollo del habla y evitar complicaciones futuras.
Tal y como nos contaba Laura Castro, los logopedas son esenciales en este proceso, trabajando junto a los padres y educadores para ofrecer recursos que favorezcan el desarrollo fluido del lenguaje en los niños.
La tartamudez no solo afecta la capacidad de comunicarse, sino también la autoestima y las relaciones interpersonales de quienes la padecen.
Desde la infancia hasta la adultez, las personas que tartamudean suelen enfrentarse a la frustración, la vergüenza y, en algunos casos, al aislamiento social.
En las etapas escolares, los niños pueden ser objeto de burlas, mientras que los adultos pueden experimentar ansiedad en contextos laborales o sociales.
Reconocer este impacto emocional es clave para brindar un tratamiento integral que incluya tanto el desarrollo del habla como el apoyo psicológico.
Redacción: CMC
Fuentes consultadas: Colegio de logopedas Madrid.
Imagen de portada: IA de Bing
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